Nada mejor que un buen desayuno para dar fuerzas para el paseo de hoy. Y es que para poder acceder al nacimiento del rio Guadalquivir hay que hacer un buen trecho entre pozas naturales y algunos desniveles dentro del agua. El paseo en todo caso es muy agradable y permite la toma de muy buenas fotografías. Si se camina en silencio, se pueden observar a los ciervos y jabalíes que bajan a beber agua hasta allí. Estas dificultades para acceder a este lugar nos hacer pensar que somos los primeros en llegar, o al menos que seremos los únicos visitantes del día. Aporta una dosis de exclusicidad que es impagable.
Y como siempre, la bajada se hace más larga que la subida, en la que todo se hace inesperado. Así que la comida será en un lugar próximo a la carretera, un mesón donde la comida típica de gran calidad no ha de faltar. Y para bajar la comida, un par de horas de descanso por Cazorla para poder comprar embutidos y artesanía local.
Ya por la tarde, de regreso a Granada, para celebrar esta nuestra última noche, nos esperarán aperitivos un trío de jazz en los jardines de uno de los cármenes más bellos del Albayzín, el Carmen de la Victoria.
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